Juan Manuel Fangio y la hazaña de Nürburgring 57

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Mucha gente considera a Juan Manuel Fangio como el piloto de carreras más grande de todos los tiempos. Ciertamente, en una época donde la Fórmula 1 estaba en pañales y los autos de carreras eran más como bestias indomables que rugían alrededor de los circuitos del mundo, dejando la seguridad de los pilotos a los perros. Fangio emergió como el maestro absoluto del deporte. Muchos de sus récords permanecieron intactos por años, cuando fueron rotos por Michael Schumacher cincuenta años más tarde, en un auto a años luz de aquellos bólidos de los 50s en los que Juan Manuel demostraba un talento innato.

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El «Chueco” como también lo conocían, ganó un total de 5 campeonatos mundiales en 9 años, desde 1950 hasta 1958, pero la joya de la corona de su ya fantástica carrera deportiva llegaría en 1957 en el legendario Nürburgring, Alemania. Que a la larga le significó conquistar su quinto y último título mundial.

El GP Alemán de 1957 a menudo es aclamado como una de las mayores victorias en la historia del automovilismo, y después de la carrera Fangio simplemente declaró “Nunca he conducido tan rápido en toda mi vida y creo que nunca voy a ser capaz de hacerlo otra vez…”

Con cuatro títulos ya en su haber -dos con Ferrari y dos con Mercedes- la temporada anterior había corrido con la escudería del cavallino rampante, pero a pesar de lograr el título, su relación con Don Enzo no era precisamente amistosa.

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Así que en un movimiento osado, el Chueco decidió cambiar de equipo y regresar a Maserati, donde ya había corrido en 1954 a bordo del mismo 250F que usaría en el 57. El coche era rápido, pero tal vez no igual de competitivo como las Ferrari.

4 de agosto de 1957, en el circuito de Nürburgring se disputa el GP de Fórmula 1 de Alemania. Tras vencer en los tres grandes premios iniciales de la temporada, Fangio se disponía a competir en el “infierno verde”, la prueba más complicada del año. Su Maserati usaba unos pegajosos neumáticos Pirelli, que sufrían mucho desgaste pero le facilitaban un buen paso por curva. En cambio, Ferrari utilizaba unos neumáticos de la casa Englebert, más duras de compuesto.

No había secretos, los neumáticos de los autos italianos aguantarían toda la carrera, al contrario Fangio sabía de antemano que tendría que hacer una parada obligatoria en boxes para cambiarlas y poder terminar la carrera. Iba a ser difícil vencer si no era capaz de compensar el tiempo de la parada en boxes rodando más rápido que sus rivales en el vuelta a vuelta.

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Por lo pronto, logra la pole position con un tiempo de 9m25.6s a una velocidad promedio de 145,2km/h. Le siguen los dos Ferrari de Hawthorn y Collins. Comienza la carrera, y en las primeras curvas Fangio deja a la dupla de Ferrari dominar la carrera, mientras conserva gomas y mecánica. Sabiendo que necesitaba cerca de unos 30 segundos de ventaja antes de detenerse, el argentino no tarda en pasar a ambos rivales y comenzar a girar a un ritmo frenético alrededor del intrincado circuito germano.

En 11 vueltas (la carrera era a 22) Fangio logró batir 6 veces el récord de vuelta rápida, logrando su objetivo; tenía 29 segundos de ventaja sobre sus perseguidores y cumpliendo con lo necesario que decían las matemáticas para poder optar a la victoria.

Era momento de realizar la parada en boxes, cambiar gomas y repostar, pero sus mecánicos –tal vez nerviosos – y no habituados como ahora a estas maniobras, tenían problemas al sacar las cubiertas y retenían a Fangio por 1m18s, viendo como le adelantaban los dos Ferrari.

Salió como un rayo de los boxes, pero a más de 50 segundos por detrás de los dos de cabeza, y con tan sólo 10 vueltas para el final, el Chueco no estaba dispuesto a arrojar la toalla, y no sabemos si un ataque de insensatez o de osadía, se planteaba recortar tiempo a toda costa.

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Cuentan los registros que en la curva abierta situada al final de la recta principal, todos los pilotos pasaban a unos 240 km/h, ya que además había un cambio de rasante y los coches se aligeraban mucho. El argentino probó pasar con el pie a fondo en el acelerador por allí, despegando el coche del suelo, cual avión, y aterrizando entre polvo y chispas rozando el borde de la pista, pero dentro de “lo negro”.

Instantáneamente ya tenía una manera de conseguir un recorte de 2 segundos por vuelta. El récord del circuito empezaba a caer de nuevo en 9m17.4s ¡8 segundos más rápido que su propia pole! Recortaba más de 5 segundos por cada giro, la gente gritaba a su paso; estaban siendo espectadores de lujo de una carrera histórica. Lograba romper el récord de vuelta 9 veces, ¡7 de manera consecutiva! Conducía alrededor de Nürburgring como nunca nadie lo había hecho antes.

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Delante suyo “dos puntos rojos”, Collins y Hawthorn. Fangio daba caza al Ferrari de Collins y lo adelantaba sin dudarlo un segundo. El Maserati se acercaba entonces a la cola del Ferrari de Hawthorn, y en una curva a izquierdas -a falta de tan sólo dos giros para el final- el argentino metía el morro de su 250F al piloto inglés, que tenía que hacerse a un lado para evitar el contacto. Después de la carrera, Hawthorn justificó su movimiento diciendo que si no se apartaba Fangio lo hubiera embestido.

Ya estaba hecho, lo había conseguido, y sonriente cruzaba la línea de meta ante una multitud atónita. Una gesta que al final de la temporada se vería recompensada con el quinto y último título mundial para el genial piloto sudamericano.

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Aquel 4 de agosto Juan Manuel Fangio había escrito una página de la historia, algo imborrable, que trascendería el tiempo y seguirá siendo recordado.

Fuentes: 

2 comentarios sobre “Juan Manuel Fangio y la hazaña de Nürburgring 57

  1. Soy uruguayo y para mi Juan sin dudas fue el mejor piloto de f1 de todos los tiempos,y como persona tan grande como piloto .Gracias Juan por hacerme sentir orgulloso de ser tu hermano y que dios te tenga en la gloria, Gracias

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